Buenaventura, espacios de muerte: jóvenes asesinados.

Publicado en 21 Enero 2015

Francisco Goya - 1824-1825

Francisco Goya - 1824-1825

Tal como ahora es

La tierra no tiene que seguir siendo.

Para impulsarla, explorad hasta que sepáis.

Bertolt Brecht

Colombia tiene su puerto en el océano Pacífico, se llama Buenaventura. Se halla geográficamente en la parte occidental del departamento del Valle del Cauca, bordeado por aguas grisáceas del mar pacifico, lejos del interior del país. El puerto de Buenaventura está enclavado en la región del Chocó biogeográfico que transita desde Ecuador hasta Panamá. Esta geo-referencia del puerto, lo hace estratégicamente importante en los proyectos económicos mundiales. Su geografía cuenta, con una gran pluviosidad, posee una gran diversidad en flora, fauna y grandes recursos como agua, madera y minerales. Es un puerto geoestratégico para l as grandes multinacionales y como estrategia de producción y aplicación de las transnacionales para Colombia.

Buenaventura es la ciudad que identifica al puerto, tiene en su interior espacios geográficos que son llamativos para la guerra. El sector de Bajamar con barrios populares habla para sí y para otros. Sus casas tienen planos, ángulos, ventanas, pilones, seriados, minúsculas calles y como barcos, ellas tienen ganas de viajar. Los habitantes son en mayoría afro-descendientes, viven en precarias condiciones, abandono estatal, con grandes restricciones en servicios de agua, luz, salud y educación. Ellos se contraponen al mundo de la guerra. Las casas se proyectan en madera, techos, pilones, puertas, sus ventanas son los ojos de la casa, miran hacia afuera.

La ciudad se sitúa como parte del gran enclave del puerto, pero nefastamente como los nenúfares, se alimenta de aguas estancadas, en este caso de la pobreza, la desigualdad social y económica.

La guerra se tomó a la ciudad de Buenaventura. Se parcela la muerte, el sector de Bajamar con sus barrios, tiene su limpieza de aspirador de polvo: la muerte de jóvenes. Desde hace más de 10 años, se presenta ante los barrios de las comunas 7, 8, 9 y 12 las “máquinas de la muerte”, el paramilitarismo en organizaciones llamadas : ”las bacrim”, ·”la empresa”, “los chocoanos”, “los rastrojos” amenazan y asesinan jóvenes.

En el puerto coexiste y se enloda la ciudad, bajo el plan de tratado de libre comercio, como eje estratégico de producción internacional. Ante ello, la ciudad subyace estancada, bajo forma dolorosa, silenciosa e identificable, aparentemente audaz y, sin embargo auténticamente en guerra. Allí en los sectores de pobreza, populan y transitan hombres llenos de odio, bajo una maldad, asentados contra toda bondad de hombres y mujeres afro-descendientes.

Hombres armados y organizados torturan, asesinan a sierra, machete a jóvenes entre 17 y 25 años. En Buenaventura en el año de 2012, se presenta sólo en el mes de Octubre 4.083 mil desplazamientos forzados de manera intra-urbana.[1] La ciudad tiene más de 10 años de estar en esta situación, sin ninguna alternativa, afectando la población de jóvenes que se hallan bajo amenazas de los paramilitares llamados “bacrim”, en diversas comunas, como la comuna 9 y otras. Difícil situación social, en la cual, impera una práctica de intimidación de la población, propugnando un enfrentamiento militar, generando reclutamiento bajo un dominio y control territorial. Hoy día las “bacrim” conforman un neo-paramilitarismo urbano, que no es más que la extensión del ayer, para ejercer en el centro urbano y en algunas zonas rurales un control y dominio micro-territorial.[2] Los jóvenes viven muy atemorizados y en general la ciudadana en los barrios populares.

La ciudad se anquilosa, como copia de estilo de las peores fases del siglo XIX. No es abstracto, sino todo un plan de exterminio, sistemático y genocida para los jóvenes, donde algunos fijan sus ojos como encause y parte de la política económica para crear el caos y la expulsión de la población, dejando los territorios para el libre mercado. A figura de una acción de “ser humano”, convierte, el espacio de muerte en enjambre de termitas, cuerpos extraños, orgánicos, en exceso de sangre. El suelo propio, ya no lo es. Se desea estar lejos de este mal lugar. Se escogen los jóvenes bajo un camino difícil, que se extiende en todas las direcciones, extraviados, bajo situaciones más amargas y la vez también, más extrañas.

Buenaventura tiene que ser llamada, de nuevo no como caverna, sino como palafito. Su esencia se halla en la prolongación de la voluntad a lo que le falta para que se abra un día asoleado. Es lo oscuro y lo nuevo, la ausencia de reposo y la tranquilidad del porteño. El sector de Bajamar es singular, lo arropa un sol reaccionario, en todas sus extensiones dirigidas contra cualquier modificación. El odio extendido contra todo acto de intervención y creación de algo nuevo, delinea la guerra postrada.

Las tenazas del gran capital en los brazos del fascismo del siglo XXI, hacen la extensión de la pobreza, un espacio de muerte. Los intereses de sectores económicos, ante la espera del anhelado hallazgo paraíso terrenal. El paraíso que irradia la minería del oro, la plata, otras economías como la manufactura transnacional, el intercambio económico internacional y el narco-tráfico, impera como fuerza cartográfica sobre el paisaje circundante en el puerto. El capitalismo neoliberal, con su gran sala-cuna en este siglo XXI, arrebata la tranquilidad y la vida de los jóvenes en la ciudad. .

“La superestructura y la infraestructura se encuentran entrecruzadas, donde no se sabe dónde termina el Dorado y donde comienza el Edén, o al revés”. (Ernst Bloch, 1947)

[1] Entrevista por parte de la autora del artículo, con jóvenes líderes de la ciudad de Buenaventura.

[2] Entrevista con un dirigente sindical, sobre problemática de guerra en la ciudad de Buenaventura II semestre 2013.

Escrito por Maria Fernanda

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M
Buen análisis.
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